Es repensar la vida productiva de la empresa para acomodarla a los nuevos escenarios de consumo de una economía cambiante por las turbulencias del mercado.
La ejecución como habilidad para gestionar las metas y los objetivos tiende a escasear, especialmente entre las organizaciones deportivas que diseñan portafolios con miopía de marketing a la hora de interpretar las necesidades de las marcas inversoras de patrocinio.
Las empresas suelen equivocarse al elegir a un negociador “perro de pelea” para que luche agresivamente por sus intereses, una estrategia que por lo general sólo profundiza las divisiones y prolonga los conflictos.
Los olímpicos no son como la mayoría de los aspectos de la vida económica de una ciudad o un país. La olimpiada es un mega suceso que ofrece como primer premio la posibilidad de perder millones.
La creatividad es la búsqueda de nuevas ideas. La improvisación es la respuesta a las ideas generadas en el ambiente. Ambas son fuentes de apego para estimular el rendimiento de un equipo de trabajo en la industria del deporte.
El impacto negativo del deporte como producto en y fuera de los estadios es un reto de los gerentes más capaces. ¿Cómo lograrlo?
La constitución de la NBA es vinculante al igual que el arbitraje. Los acuerdos entre los dueños de franquicia y el holding limitan la capacidad de los propietarios para demandar a la liga y a otros titulares del negocio.
Ser acertado o plausible en una sociedad de resultados es la consecuencia de romper con la improvisación. Pero esta lógica se comienza a desmoronar en la terminología de la negociación cuando el exceso de preparación irrumpe.
El mundo de la gerencia con la economía digital como la conductora de los mercados sin fronteras experimenta un nuevo concepto de administración, empatía.
El sonoro caso de corrupción puso al escarnio público nombres de dirigentes que se auto proclamaban como los líderes del fútbol. Y desnudó que la corrupción en los deportes también es una especie de juego generalizado.