La creciente presencia de parches (logotipos) de patrocinio en las mangas de las camisetas de los jugadores de tenis evidencia un cambio notable en las oportunidades de marketing aplicado a sus marcas personales.
Lo exhibe uno de los más destacados de esa industria con más de 200 millones de dólares en premios en lo que va de su carrera y el tenista mejor remunerado en 2024, Novak Djokovic: lleva “dinero extra” en la manga de su indumentaria con parches de patrocinio.
Del automovilismo al tenis: un modelo en expansión
A diferencia de la Fórmula 1 o la NASCAR, industrias en la cuales vehículos y equipos lucen logotipos de punta a punta, el tenis siempre ha mantenido un perfil más discreto. No obstante, el número de jugadores que incorporan parches publicitarios en sus camisetas va en aumento. Citado por Forbes, el profesor de marketing deportivo y de entretenimiento en la Universidad Cristiana de Texas, Kevin Smith, plantea que “un parche trasciende la simple visibilidad puntual: suele enmarcarse dentro de una campaña integral que potencia el relato de la marca y optimiza el retorno de la inversión”.
Nuevas fuentes de ingresos y métricas de rendimiento
Con la presión de maximizar sus emolumentos, las organizaciones del tenis exploran vías inéditas de monetización. Un ejemplo lo aporta Relo Metrics, plataforma de análisis basada en inteligencia artificial, que identificó en 2023 un valor mediático excepcional en los parches de las camisetas de la MLB, gracias a su mayor tamaño y fácil reconocimiento. Asimismo, acuerdos como el de Rakuten con los Golden State Warriors —60 millones de dólares por tres años— demuestran cómo la visibilidad en eventos de alto perfil puede traducirse en reconocimiento de marca y afianzamiento en mercados clave.
Rentabilidad para tenistas de todos los niveles

Los contratos de logotipos en la manga de las camisetas ofrecen a los mejores exponentes, como Djokovic, Carlos Alcaraz o Cori Dionne «Coco» Gauff, ingresos adicionales que superan los 3 millones de dólares anuales. Los jugadores ubicados de forma estable en el Top Ten, caso de Taylor Fritz, pueden percibir alrededor de 250 000 dólares extra al año. Por su parte, los llamados micro-patrocinios —acuerdos temporales por partido— generan entre 10 000 y 20 000 dólares suplementarios, un alivio significativo para quienes no gozan de los contratos más lucrativos.
Una cantera de oportunidades para marcas emergentes
Firmas como Blue Owl Capital han optado por patrocinar a competidores de rango medio que se enfrentan a estrellas de primer nivel, garantizándose así exclusividad y visibilidad. Esta estrategia de “aliados retadores” permite a marcas con presupuestos moderados acceder al gran escaparate que ofrece el tenis profesional, sin competir directamente con los gigantes del sector.
De la resistencia inicial a la normalización
La inserción de parches en la vestimenta de los tenistas no es nueva: en los años setenta y ochenta, figuras como Björn Borg ya recibieron críticas por alterar la estética clásica del deporte. Sin embargo, el patrocinio de Nike a Li Na a mediados de los noventa —que incluyó el logo de Mercedes-Benz en su manga— abrió paso a una nueva era. Hoy, la mayoría de los jugadores integran varios emblemas en exclusivos espacios de sus uniformes, combinando tradición y modernidad.
Mantener el equilibrio entre identidad y comercialización
El desafío para el tenis reside en conciliar la necesidad de diversificar sus fuentes de ingresos con la preservación de su carácter señorial. Eventos de estricta etiqueta, como Wimbledon, han cedido paulatinamente ante la demanda de patrocinadores, siempre cuidando que la presencia de logotipos no desdibuje la elegancia inherente al deporte. De este modo, los parches de patrocinio se consolidan como un instrumento de sostenibilidad económica sin renunciar al legado estético del tenis.
Fuentes citadas:
Forbes
Relo Metrics
RHB Sport
Nielsen Sports

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