Dirección

La Fórmula 1 enseña a los gerentes

En el ecosistema ejecutivo deberían tomarse medidas extras de autocontrol para evitar conflictos con severas consecuencias sobre la carrera profesional, el equivalente a la colisión de los coches de la Fórmula 1

El desempeño de los pilotos de la Fórmula Uno en la pista ofrece respuestas a los gerentes acerca de cómo gestionar las competencias en conflicto al interior de las empresas.

La inusual equivalencia parte de la hipótesis de que algunos de los accidentes en Fórmula Uno se producen cuando dos pilotos rivales tienen un estatus similar.

Pese a que la extrapolación parece imposible, esta es una de las conclusiones que se desprenden del estudio que un equipo internacional de investigadores ha publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Los investigadores Henning Piezunka , Wonjae Lee , Richard Haynes y Matthew S. Bothner, explican en su trabajo científico, que “cuando dos competidores –ya sean atletas, ejecutivos o niños en el parque– tienen un estatus parecido, es más probable que aparezca un conflicto. Cuando dos competidores tienen un estatus similar es más probable que aparezca un conflicto”.

Para los expertos, la similitud en el estatus, o equivalencia estructural es clave para entender “los contextos en los que las competiciones entre dos actores derivan en conflicto”.

Los autores identifican como conflicto un accidente entre dos pilotos que tiene como consecuencia que uno de ellos no pueda acabar la carrera. Para ello, analizaron carreras de Fórmula Uno desde 1970 a 2014, obteniendo datos de 732 carreras, 355 pilotos y 506 ejemplos de conflicto. Un buen ejemplo de la rivalidad escalada en conflicto es un choque entre Fernando Alonso y Ralph Schumacher, en el año 2004.

Los resultados confirmaron que dicha similitud del estatus como clave en el aumento de la probabilidad de colisión entre pilotos. Además, otros factores importantes que incrementan el riesgo de choque son la coincidencia en edad de los pilotos y las condiciones climatológicas favorables en pista de la Fórmula Uno.

Las conclusiones del estudio también son útiles en el mundo empresarial. En reuniones entre ejecutivos con equivalencia estructural “deberían tomarse medidas extras de autocontrol para evitar conflictos con severas consecuencias sobre la carrera profesional, el equivalente a la colisión de los coches de la Fórmula Uno”.

La Fórmula Uno y la competencia por la deferencia y el estatus

Los sociólogos clásicos Robert Ezra Park y Ernest Watson Burgess , en su obra Introduction to the Science of Sociology (Univ of Chicago Press, Chicago), plantearon la escalada de la competencia en conflicto de la misma manera en que uno podría describir una transición de fase: a medida que el calor convierte el agua en vapor, un cambio en el contexto social puede convertir a competidores desapasionados en enemigos en guerra. Los casos bien conocidos van desde el acoso de Thomas Edison y la calumnia de Nikola Tesla en la “guerra de las corrientes” a Michael Tyson mordiendo la oreja de Evander Holyfield en el ring de boxeo.

Stephen Jay Gould teorizó que tales escaladas de competencia en conflicto son especialmente probables en las parejas de personas estructuralmente equivalentes; es decir, dos personas que tienen las mismas relaciones con los mismos terceros.

En la teoría de Gould, tales parejas son particularmente propensas a los conflictos porque están cargadas de entendimientos discordantes de quién es superior a quién. A diferencia de aquellos en relaciones obviamente jerárquicas, como gerente y subordinado, por ejemplo, o profesor y estudiante, para quienes las normas de diferencia son elementos del fondo social, las díadas ( Léase: Pareja de dos seres o cosas estrecha y especialmente vinculados entre sí ) marcadas por la equivalencia estructural son susceptibles a las concepciones ambiguas de su relación y, por lo tanto, a reglas incompatibles para su Interacción.

Rivalidades y prevención

En el caso de la legendaria rivalidad entre el británico James Hunt y el austriaco Niki Lauda, los datos del estudio no son aplicables “porque nunca chocaron. Ambos pilotos –hasta donde sabemos– se respetaban mucho por su desempeño en pista, lo que podría haber mitigado los efectos intimidatorios en el circuito”.

Un mejor entendimiento de estos contextos de riesgo es fundamental para la prevención de los accidentes en Fórmula 1. El último piloto fallecido en carrera a causa de un choque fue el francés Jules Bianchi en 2015, con tan solo 25 años. Hacía 21 años que no se había producido un accidente mortal en la pista.

El investigador explica en el estudio que “pueden reducirse las probabilidades de choque si los pilotos conducen con mayor cuidado cuando se encuentren con conductores equivalentes, en términos de estatus”.

La competencia, aunque a menudo se considera beneficiosa, puede convertirse en conflicto destructivo. Esto ocurre, por ejemplo, cuando los atletas se sabotean entre sí o cuando los ejecutivos rivales se ven atrapados en una pelea por un descarrilamiento de la carrera. Estas escaladas en el conflicto son especialmente probables entre los competidores de estatus similar, que están cargados de entendimientos discordantes de quién es superior a quién.

Otra visión de la relación Fórmula Uno y productividad en las empresas convencionales, nos la ofrecen: HENNING PIEZUNKA,  profesor adjunto en INSEAD; WONJAE LEE, profesor invitado en la Escuela de Posgrado de Tecnología Cultural del Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Corea; RICHARD HAYNES, economista sénior de la Comisión de Comercio de Futuros sobre Mercancías y MATTHEW S. BOTHNER, profesor de ESMT, en Berlín.

La competencia alimentada por una similitud de estatus puede ser especialmente destructiva

Para analizar esto más de cerca, estudiamos la manera en que la dinámica competitiva precipita choques potencialmente mortales en el mundo de las carreras de la Fórmula Uno. 

La expectativa era obtener nuevos conocimientos sobre los peligros de competir contra pares cercanos, así como sobre las condiciones que intensifican esos peligros, para luego aplicarlos al mundo de los negocios.

Para quienes no están familiarizados con la Fórmula Uno, lo primero que deben saber es que las colisiones por lo general no son cosa del azar. No se trata de que un piloto cometa un error espontáneo a toda velocidad; lo que sucede más bien es que dos pilotos, en un mano a mano, se incitan a hacer movimientos cada vez más temerarios. En cierto momento, ambos pierden de vista el panorama más amplio de la competencia, y se incrementa su intención de ganarle a ese rival inmediato. El resultado es el clásico juego de la gallina, en el que dos jugadores se enfrentan directamente.

Lo que encontramos es que los choques eran muy probables entre pilotos cuyo estatus era más o menos equivalente. Es decir, sus trayectorias competitivas a lo largo de la temporada de carreras eran similares; por ejemplo, habían ganado y habían sido vencidos por muchas de las mismas personas. Sus clasificaciones en el mundo aislado de las carreras de Fórmula Uno eran muy parecidas.

¿Qué significa esto para el mundo de los negocios?

En primer lugar, suena como una advertencia en relación con el reciente alboroto sobre las estructuras corporativas “planas”.

Los esquemas de administración tales como la holacracia —que reemplaza la toma de decisiones de arriba hacia abajo con una red horizontal de equipos de organización autónoma— prometen un antídoto pragmático y racional para las políticas de oficina impulsadas por los egos.

Sin embargo, nuestros hallazgos en la Fórmula Uno sugieren que los líderes que buscan promover una cultura igualitaria reduciendo las jerarquías, eliminando los títulos de los puestos y demás, quizá exacerbe sin darse cuenta la competencia, en lugar de refrenar.

El efecto no es inmediato. Nuestros hallazgos revelan que los choques entre pares con un estatus similar en la Fórmula Uno eran más probables durante las etapas finales de la temporada de carreras. Toma tiempo llenar el barril de pólvora. La tensión va acumulándose gradualmente conforme los rivales se dan cuenta de su estatus similar, se miden uno al otro y se preparan para la batalla.

También nos sorprendió en cierta medida descubrir que la relación entre la similitud de estatus y las colisiones no existe cuando el clima es malo.

Nuestra hipótesis es que cuando el mal tiempo añade un elemento extra de peligro a la carrera, este evita que los pilotos se dejen llevar por la angustia del estatus, y en cambio se mantengan totalmente enfocados en su seguridad personal.

DESARROLLO TEMÁTICO:
Contenido articulo por redactores digitales © 2024 deporte & negocios
FUENTES:
Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Escalation of competition into conflict in competitive networks of Formula One drivers
RHB Sport 4.0.
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