La construcción de un muro, las guerras de aranceles y los insultos culturales mutaron a un persuasivo espectáculo de afecto “unidos”, que tal vez no exista, pero necesario a la hora de complacer con dinero la vorágine del fútbol.
RESUMEN
La aparente familia feliz de la gran América del Norte se toma la foto para “presentar unida” la suculenta propuesta económica con la cual el más voraz holding del fútbol, la FIFA (La Fédération Internationale de Football Association) decidiera que su línea de producto estrella, la Copa Mundo de 2026, se realice en tres (3) sedes (países) que conviven en un ambiente comercial, político y social que no solo fractura sus economías sino que pone en peligro las libertades individuales de millones de personas. Todo propiciado por el hijo mayor de la casa, EE.UU. que no se ahorra en pedir como suyo la gran parte de sus otros dos hermanos, Canadá y México. La codiciosa multinacional deportiva con sede en Zúrich votó para darle la Copa de 2026 a esa aparente familia feliz. La promesa básica de “unidos por el fútbol” fue: 11.000 millones de dólares en ganancias para la FIFA, el doble de lo que prometía su rival Marruecos.
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La empresa Copa Mundo 2026
La construcción de un muro, las guerras de aranceles y los insultos en Twitter han establecido el tono de la relación de Estados Unidos con México y Canadá.
Sin embargo, como una familia escandalosa en un estudio fotográfico, los tres países montaron un espectáculo de afecto tan convincente que lograron que les otorgaran el derecho de coorganizar uno de los eventos deportivos más grandes del mundo.
El 13 de junio de 2018, la FIFA, el organismo regulador del fútbol en todo el mundo, votó para darle la Copa de 2026 a los tres antiguos amigos. Su oferta, llamada “Unidos”, venció a la de Marruecos.
“El hermoso juego trasciende fronteras y culturas”, dijo un extasiado Carlos Cordeiro, presidente de la Federación de Fútbol de Estados Unidos.
Bajo el nuevo sistema transparente de votación de la FIFA, las asociaciones del fútbol de más de 200 países emitieron sus votos, en vez de que lo hiciera un comité de pesos pesados de la FIFA. Respaldaron la propuesta norteamericana en detrimento de la marroquí por un margen de dos a uno. La infraestructura de Unidos está en su mayor parte construida. Le prometió a la FIFA 11.000 millones de dólares en ganancias, el doble de lo que ofreció su rival.
La principal desventaja de Unidos era el presidente divisivo de Estados Unidos, Donald Trump. Los funcionarios de Unidos discretamente señalaron que dejará el puesto a más tardar en 2025.
Su presentación de cierre incluyó un discurso de un adolescente refugiado proveniente de Liberia, quien ahora juega fútbol en Canadá: “La gente de Norteamérica siempre me ha dado la bienvenida. Si les dan esta oportunidad, sé que también ustedes serán bienvenidos”.
Trump cabildeó mucho para obtener el Mundial, con promesas y amenazas.
Le envió a la FIFA tres cartas en las que juró que Estados Unidos dejaría que entraran en su país fanáticos de todos lados, e incluso ofreció suspender la prohibición de viaje impuesta a siete países de mayoría musulmana.
A eso, agregó una amenaza indirecta. “Sería una vergüenza que los países que siempre apoyamos fueran a cabildear en contra de la propuesta estadounidense”.
La FIFA respondió recordándoles a todas las partes su código de conducta.
Los simpatizantes de Trump generalmente prefieren los deportes nacionales en vez del fútbol.
Ann Coulter, una comentarista de derecha, una vez dijo que “el fútbol es como el sistema métrico, adorado también por los liberales porque es europeo”.
Estados Unidos y Canadá no pudieron calificar para Copa del Mundo de Rusia. No obstante, tanto nacionalistas como globalistas seguramente estarán vitoreando en 2026. El aniversario número 250 de Estados Unidos se celebrará durante ese Mundial. Quizá la final se jugará el 4 de julio.
Será la primera vez que la Copa del Mundo tendrá tres anfitriones, pero una gran parte del torneo sucederá en territorio estadounidense. De los ochenta partidos, diez se jugarán en Canadá, diez en México y sesenta en Estados Unidos —incluida la final, en el Estadio MetLife en Nueva Jersey.
El punto de venta clave para la candidatura norteamericana fue brindado en un idioma que los miembros de la FIFA entienden desde hace mucho tiempo: ingresos. Los tres países prometieron a la FIFA ganancias récord de 11.000 millones de dólares —una cantidad exorbitante que podría significar hasta 50 millones de dólares para cada asociación nacional.
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La Copa del Mundo comenzó el 14 de junio con Rusia enfrentando a Arabia Saudita. El país anfitrión golpeaba a los saudíes 5-0. Pero parte del drama más grande se resolvió un día antes.
El 13 de junio, la FIFA anunció el anfitrión de los 80 juegos en 2026. Y digo 80 por que el número de participantes se incrementó de 32 a 48 selecciones. En Estados Unidos, tendrá 60 partidos; Canadá, 10 y México los otros 10.
Algo decepcionada con la decisión de “unidos por el fútbol”. Esperaba que un segundo país africano tuviera la oportunidad de organizar el mundial. Y la cultura única de Marruecos: ¡la comida, la música! – habría traído algo especial a este evento global.
Aún así, hay un par de toques agradables a la decisión que inclinó la propuesta de Estados Unidos, México y Canadá. Por un lado, hay algo de nostálgico: México, que será sede de la Copa del Mundo por tercera vez, fue uno de los ocho participantes en el torneo inaugural en 1930. También reconoce la experiencia en hospedaje de Canadá, que tuvo el inmenso éxito con la Copa Mundial Femenina en 2015.
Pero no se ignora que esto parece una decisión extraña para la FIFA en la era de Trump. Aunque las tres naciones de América del Norte conforman el bloque comercial del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, son extraños compañeros de cama.
El presidente estadounidense prácticamente ha señalado de enemigos a los vecinos de su país. Donald Trump ha estado gritando por un muro en la frontera con México e insultando a su gente. Así, el anuncio de la FIFA parecía casi cómico: horas antes de la decisión del holding deportivo, estaba en una guerra de palabras con el primer ministro liberal de Canadá, Justin Trudeau. Era difícil imaginar un escenario de cooperación con la frase bandera “unidos” que iba en el portafolio de promesas de las tres naciones americanas. Pero ocurrió.
¿Qué está pasando?
La regla de oro en el fútbol internacional es que si algo parece extraño, es bastante probable que detrás del escenario el dinero esté diciendo todo lo correcto.
La FIFA y el Vaticano tienen varias cosas en común: son en gran parte autorreguladores, son ricos, disfrutan de recortes fiscales notables, y ambos son exponentes de la religión para las masas. Las dos instituciones también son parecidas en su estrategia de negocio: tienen una visión a largo plazo.
La FIFA sabe que Trump enviará su último tweet en 2025, sí es reelegido. Para entonces, el polvo se habrá asentado entre los tres amigos de América del Norte. Y en ese futuro lejano, que América del Norte era la opción más rentable: con anticipación lo tiene todo para desarrollar los 80 juegos de las 48 naciones clasificadas: infraestructura, consumidores y mercado. Por lo tanto, un juego macroeconómico que da tranquilidad al negocio de la FIFA. Las estimaciones dicen que el mundial de 2026 recaudará 22 mil millones de dólares, de los cuales la mayor parte será para el holding deportivo y sus 211 federaciones asociadas. Incluso Trump, que no parece ser fanático del fútbol ni de las instituciones internacionales, parece entender esto.
En general, mientras que los países pueden competir por la Copa del Mundo cada cuatro años, es la FIFA la que siempre gana. En ese sentido, sugiero que el himno oficial del torneo de 2026 sea una canción famosa de los verdaderos héroes norteamericanos, el Clan Wu-Tang: “CREMA” o “El dinero manda en todo mí alrededor”.
SOBRE EL AUTOR:
MUSA OKWONGA es una poeta y escritora radicada en Berlín. Es autor de dos libros sobre fútbol, “A Cultured Left Foot” y “Will You Manage?”
Contenido transmitido en Offsides, un boletín informativo sobre los temas más amplios e historias ocultas en torno a la Copa Mundial.
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