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🔐 Concussion desvela el mayor reto del holding deportivo NFL

La película desarrolla el guión dramático sobre la investigación científica del Dr. Bennet Omalu, el neuropatólogo forense que descubrió el origen del E.T.C o la Encefalopatía Traumática Crónica que afecta a la NFL.

RESUMEN

Una enfermedad neurodegenerativa que aparece a raíz de sufrir conmociones cerebrales provocadas por fuertes golpes en la cabeza y que condujo a desvelar la causa de los varios suicidios en la industria del fútbol americano NFL como los de Dave Duerson y Junior Seau. Concussion narra el descubrimiento del Doctor y su lucha para hacer pública la información que la trama produce en la historia del inmigrante nigeriano Omalu (interpretado por Will Smith), que fue calumniado y marginado durante más de diez años. El núcleo temático de la película produjo una mancha sobre la marca deportiva National Football League, NFL, que ahora deberá responder con el reinventar de su producto para calmar a los millones de consumidores del principal entretenimiento de los estadounidenses, un espectáculo en el que los jugadores desean permanecer en el campo para conservar sus trabajos, los entrenadores necesitan mantener a los jugadores fuertes en el campo para ganar más partidos y proteger sus trabajos, y los propietarios buscan el éxito deportivo de sus franquicias para indicadores económicos rentables.

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El fútbol de la NFL con ojos de extraño

Antes de que Gugu Mbatha-Raw fuera seleccionada para actuar al lado de Will Smith en “Concussion,” ella había visto de reojo los juegos de fútbol y asistido a fiestas con motivo del Súper Tazón. Sin embargo, la actriz británica jamás había oído el término “encefalopatía traumática crónica.”

La E.T.C., como la conoce el mundo gracias al trabajo del neuropatólogo forense Dr. Bennet Omalu, es un padecimiento provocado por traumas repetidos en la cabeza, en su mayoría asociados con los deportes de contacto. “Concussion” narra la historia de Omalu, que lo identificó y lo que sucedió cuando dio a conocer sus conclusiones en una publicación médica en 2002.

Smith interpreta a Omalu, inmigrante nigeriano que fue calumniado y marginado durante más de diez años debido a su descubrimiento. Mbatha-Raw interpreta a Prema Mutiso, la inmigrante keniana que sería su esposa. El apoyo de ella lo mantuvo con ánimos durante los años en que fue vilipendiado, hasta que la Liga Nacional de Fútbol finalmente reconoció que la ETC estaba teniendo un impacto devastador entre sus jugadores. La película se estrenó el 25 de diciembre en todo Estados Unidos.

“Ésta es una conversación que necesitamos tener en Estados Unidos,” afirma Mbatha-Raw, refiriéndose a los peligros de los deportes de contacto. “Es una historia de David y Goliat, de un solo hombre contra el sistema.”

El papel de ella es pequeño pero decisivo.

“En la película, el personaje de Albert Brooks dice: `Bennet estaba muy metido en su ciencia forense y en el trabajo de autopsia y en realidad nunca tocó a nadie que estuviera vivo,’” afirma Mbatha-Raw. “Prema aporta el toque de humanidad a su mundo y también se vuelve su fundamento moral y emocional.

“Yo conocí a Prema en el estudio, y ella vino al estreno con sus hijos,” señala la actriz. “Pero ella no estaba tan inclinada a participar en el proceso como lo estuvo su marido.

“En la película y en la vida real, Prema es muy aterrizada y muy dedicada a su familia. Y eso se percibe, aunque sea de hablar calmado y se mantenga en el fondo. Ella tiene un núcleo de fuerza con un exterior calmado y modesto.”

Mbatha-Raw trabajó con un asesor de habla para adquirir un acento ligeramente keniano. También habló con el libretista y director de la película, Peter Landesman, que había hablado con Prema.

“Creamos nuestra propia versión de Prema,” revela la actriz. “Will me lo advirtió: `Nunca vas a imitarla a la perfección. Ellos vivieron esa experiencia. No estamos haciendo un documental. Esto va a ser una interpretación.’”

Lo que a Mbatha-Raw le pareció más útil fue su propia sensación ser ajena.

“Yo pude identificarme con la jornada de Bennet y de Prema. Cuando somos nuevos en una cultura, como la estadounidense, tratamos de descubrir dónde encajamos. Puede ser todo un reto pero también nos ofrece una perspectiva nueva. Tener la audacia de encontrarle un defecto al deporte más venerado de Estados Unidos solo pudo ocurrir a través de una mirada de fuera.”

Si tuviera hijos, ¿les permitiría jugar al fútbol?

“Yo no crecí con el fútbol,” responde tras un titubeo Mbatha-Raw, que tiene su casa en Los Ángeles. “Así que hay muchas otras cosas que yo animaría a hacer a mis hijos, cuando los tenga. Como madre, voy a querer mantenerlos lejos de cualquier daño, pero no impediría que nadie hiciera lo que realmente quiere hacer. Si alguien tiene la pasión y el talento para algo, debe de seguir eso que ama.”

Seguir una pasión es un tema que la actriz de 32 años de edad conoce íntimamente. Hija de un médico sudafricano y de una enfermera británica que se separaron cuando ella tenía un año de edad, Mbatha-Raw básicamente creció al lado de su madre en las afueras de Oxford.

El origen del problema

Se remonta al menos a 2002. Ese es el año en que un patólogo forense de Pittsburgh, el Dr. Bennet Omalu, tomó la repentina decisión de hacer una autopsia del cerebro de “Iron Mike” Webster, el centro estrella de los Pittsburgh Steelers, que murió a los 50 años de edad después de que la demencia lo dejara en la quiebra e intermitentemente sin techo.

Omalu descubrió que el cerebro de Webster estaba plagado de grandes acumulaciones de proteína tau, que por lo general se considera una característica de la enfermedad de Alzheimer. Omalu (el papel de Will Smith en la película) publicó sus hallazgos en la revista Neurosurgery en 2005.

La investigación de Omalu sirvió como el desencadenante de la crisis de conmociones cerebrales en el fútbol americano. Desde su descubrimiento inicial con Webster, una avalancha de tragedias personales e investigación ha vinculado más al fútbol americano a muchos niveles (no solo a nivel profesional) con las conmociones y un potencial daño cerebral.

Quizá el ejemplo más chocante de todos es el del apoyador All-Pro Steve Baul “Junior” Seau, que se suicidó en 2012 a los 43 años de edad, disparándose en el pecho para conservar su cerebro para la investigación, que posteriormente mostró que había sufrido el mismo tipo de daño que Webster.

A principios de 2015, el destacado apoyador novato de la NFL Chris Borland renunció a este deporte tras sufrir dos conmociones diagnosticadas, citando específicamente su miedo a las lesiones cerebrales como el motivo para acabar con una promisoria carrera.
Un mes más tarde, un juez de una corte de distrito federal dio la aprobación final a una demanda presentada contra la NFL por más de 5,000 ex jugadores, algunos de los cuales acusaron a la liga de restar importancia a los peligros de las conmociones cerebrales repetidas. El acuerdo provee pagos de hasta 5 millones de dólares por jugador para los que sufren de trastornos neurológicos graves.

También este año, la leyenda de la NFL y miembro del Salón de la Fama, Mike Ditka, dijo que no querría que su hijo jugara al fútbol americano. “No lo querría. Y toda mi vida fue el fútbol americano”, señaló Ditka en el programa de HBO Real Sports with Bryant Gumbel. “Creo que el riesgo es más grande que la recompensa. De verdad lo creo”.

Habla el consumidor

A medida que el holding NFL sigue batallando con los riesgos de salud que plantean las conmociones cerebrales, una encuesta de HealthDay/Harris Poll encuentra que una gran mayoría de estadounidenses afirman que las franquicias de fútbol americano deben hacer más por proteger a su materia prima de las lesiones en la cabeza.

Para millones de consumidores los problemas de salud, que con frecuencia son debilitantes y a veces letales a los que se enfrentan muchos jugadores profesionales, la película de Will Smith, Concussion, plantea un aporte que deberá presionar el reinvento del producto deportivo consentido de los estadounidenses.

“Sin duda ha aumentado la preocupación por los jugadores a todos los niveles. Aunque comenzó con los de la NFL que sufrían estos trágicos resultados, ha llegado incluso al nivel pediátrico”, explica el Dr. Sharief Taraman, neurólogo pediátrico del Hospital Pediátrico del Condado de Orange, en California.

Según la encuesta, tanto el público general como en particular los consumidores del fútbol americano profesional, afirman que los equipos de fútbol americano (de las ligas profesionales y de las ligas juveniles) deben:

→ Obligar a los jugadores que sufran una lesión en la cabeza a pasar un tiempo determinado sin jugar para recuperarse (un 83 por ciento del público, incluyendo un 88 por ciento de los fanáticos del fútbol americano y un 76 por ciento de los no fanáticos).
→ Usar una prueba estandarizada para determinar sí y cuándo los jugadores lesionados pueden volver al campo (un 82 por ciento del público general, incluyendo un 88 por ciento de los fanáticos del fútbol americano y un 74 por ciento de los no fanáticos).

Los estadounidenses también creen que los derribos agresivos que pueden provocar lesiones de cabeza se deben restringir en el fútbol americano juvenil (un 79 por ciento del público general, incluyendo un 84 por ciento de los fanáticos del fútbol americano y un 72 por ciento de los no fanáticos).

Una mayoría más reducida también respalda limitar los derribos agresivos en el fútbol americano profesional: alrededor de tres de cada cinco personas, en general.

La NFL instituyó normas en 2010 diseñadas para limitar las lesiones en la cabeza, pero el público se muestra en general bastante escéptico sobre si esas normas funcionan.

Apenas el 44 por ciento opinan que las nuevas normas han sido efectivas. Pero los fanáticos del fútbol americano son más propensos que los no fanáticos a decir que las nuevas normas funcionan: un 57 frente a un 26 por ciento.

Las personas podrían sentirse escépticas porque hay incentivos a todos los niveles de la NFL (jugadores, entrenadores y propietarios de equipos) para no hacer cumplir esas normas de forma estricta, sugirió el Dr. Stephen Rice, director del Centro Médico Deportivo de la Universidad de Jersey Shore en Neptune, Nueva Jersey.

Los jugadores desean permanecer en el campo para conservar sus trabajos, los entrenadores necesitan mantener a los jugadores fuertes en el campo para ganar más partidos y proteger sus trabajos, y los propietarios quieren que sus equipos ganen para sumar dividendos.

“Muchas personas consideran que no se está haciendo un buen cumplimiento. Se supone que todos los entrenadores deben haberse enterado de esta información, y se supone que los entrenadores deportivos y los médicos la conocen y la practican. Debería obligarse su cumplimiento, pero podemos y debemos hacer un mejor trabajo”.

En una declaración, la Liga Nacional de Fútbol Americano dijo que “la NFL ha realizado numerosos cambios en el juego para fomentar la salud y la seguridad de los jugadores en todos los niveles de fútbol americano. Éstos incluyen casi 40 cambios normativos en la última década, unos estrictos protocolos de conmoción cerebral, y un mejor entrenamiento y atención médica en la línea de banda. Estamos viendo resultados mensurables, lo que incluye una reducción del 34 por ciento en las conmociones en los partidos de la NFL desde la temporada de 2012. Además, estamos financiando investigaciones científicas y médicas independientes, así como el desarrollo de un mejor equipamiento protector para fomentar incluso más el progreso. El juego sigue cambiando, y la seguridad de nuestros jugadores sigue siendo nuestra principal prioridad”.

Los cerebros de algunos ex jugadores muestran señales parecidas al Alzheimer.

Responsabilidad compartida

La encuesta de HealthDay/Harris Poll también encontró que los estadounidenses creen que los jugadores de fútbol americano saben cuál es la situación con respecto al riesgo de conmociones y lesiones cerebrales, y que participan bajo riesgo propio. Alrededor del 83 por ciento del público (y 9 de cada 10 fanáticos del fútbol americano) se muestran de acuerdo en que los riesgos de jugar al fútbol son bien conocidos, y que los jugadores han aceptado dichos peligro.

Cuando se preguntó a los participantes de la encuesta quién debería ser el responsable, al menos en parte, por el bienestar de los jugadores de fútbol americano en el campo:

El 81 por ciento señalaron a los jugadores mismos. El 71 por ciento apuntaron a los entrenadores.
El 62 por ciento dijeron que los propietarios de los equipos.
El 56 por ciento citaron al organismo regidor del deporte. El 43 por ciento dijeron que las escuelas y universidades.

“A pesar de la obvia preocupación pública sobre estos tipos de lesiones, también hay un sentimiento prevalente de que los jugadores saben en qué se meten y que son responsables de su propio bienestar, más allá que cualquier otra parte implicada”

Larry Shannon-Missal, editor administrativo de The Harris Poll.

Una inmensa mayoría de los estadounidenses consideran que se deben cambiar los cascos para proteger a los jugadores de las conmociones, lo que incluye a un 86 por ciento del público general y a un 92 por ciento de los fanáticos del fútbol americano.

Pero esa opinión se basa en una idea errónea, aseguró Rice. “Los cascos nunca jamás han podido prevenir una conmoción. Son fabulosos para prevenir fracturas de cráneo y laceraciones del cuero cabelludo, pero no hacen nada que alguien haya podido medir exitosamente alguna vez para prevenir las conmociones”.

La encuesta HealthDay/Harris Poll se llevó a cabo en línea en Estados Unidos entre el 23 y el 25 de noviembre de 2015, y contó con 2,096 personas de a partir de 18 años de edad. Las cifras para la edad, el sexo, la raza/etnia, la educación, la región y el ingreso familiar se sopesaron cuando resultó necesario, para alinearlos con las proporciones reales en la población. También se usó una ponderación para tener en cuenta las probabilidades de que los encuestados estuvieran en línea.

Autor: Nancy Mills
© Nancy Mills
Escritor independiente de Manhattan Beach, California.
FUENTE TEMÁTICA:
Harvard Business School Publishing Corp.

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