El campeón del mundo, Jorge Valdano, predica en sus charlas de liderazgo que el fútbol es un estado de ánimo. Si viene el gol, las emociones se elevan y el juego de grupo incrementa el desempeño. En los procesos productivos tradicionales este combustible del desempeño aplica igual.
RESUMEN
El desempeño irá en alza cuando asoma la emoción positiva. Y menos productivos con la conversión de energía negativa en enojo, frustración, impaciencia y temor. En efecto, el emocional es uno de los cuatro combustibles que el gerente demanda para alcanzar el mejor desempeño. Los otros: el físico, el mental y el espiritual. Una mezcla ineludible ¿Por qué? Siga la práctica para procesar sus beneficios.
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EL SECRETO IGNORADO PARA UN GRAN DESEMPEÑO
Piense en un momento en que haya tenido su mejor desempeño y otra ocasión en que haya tenido su peor desempeño. Ahora, tómese unos minutos para visualizar en su mente las dos ocasiones.
La enorme diferencia entre estas dos experiencias no tiene nada que ver con su talento innato o sus habilidades. Cuánta de su capacidad aporte al trabajo en cualquier día determinado depende, en gran medida, de cuánta energía tenga acumulada.
A diferencia de las máquinas, que operan con una sola fuente de energía, los seres humanos requerimos cuatro tipos de combustible para alcanzar nuestro mejor desempeño: físico, emocional, mental y espiritual. Todos ellos influyen entre sí, y ninguno es suficiente por sí solo.
LA ENERGÍA FÍSICA ES EL COMBUSTIBLE BÁSICO QUE REQUERIMOS PARA HACER LAS COSAS
Todo lo que hacemos se apoya en esa base, y cómo nos sentimos está influenciado por lo que comemos y cuándo, cuánto nos ejercitamos, si renovamos o no nuestra energía intermitentemente durante el día y cuántas horas dormimos.
Si uno pasa sin comer por cinco o seis horas, por ejemplo, priva al cerebro de su voraz necesidad de glucosa. Si se trabaja continuamente durante múltiples horas sin un descanso, se agota progresivamente la capacidad de permanecer tranquilo y sereno bajo presión. Si se ignora el ejercicio, uno se debilitará progresivamente y se volverá más vulnerable a las enfermedades.
Ningún otro comportamiento en nuestra vida importa más que el dormir, porque sin ello – un mínimo de entre siete y ocho horas para el 97 por ciento de nosotros _, el costo lo pagamos en todos los aspectos de nuestra vida. Incluso las cantidades más pequeñas de privación del sueño cobran un precio, por ejemplo, en la vigilancia de una tarea, nuestra agilidad mental en las tareas, nuestro estado de ánimo e incluso nuestra motivación.
EL COMBUSTIBLE EMOCIONAL
Suponemos que somos seres racionales, pero resulta que nos dejamos llevar en gran medida por nuestras emociones, para bien o para mal. Piense de nuevo en cómo se siente cuando está teniendo su mejor desempeño. Hemos hecho esta pregunta a decenas de miles de personas a lo largo de los años y los adjetivos que la gente menciona son siempre los mismos: vigorizado, entusiasmado, feliz, positivo, comprometido y en sintonía.
Expresado con sencillez, nos desempeñamos mejor cuando estamos sintiendo emociones altamente positivas, y nos desempeñamos menos bien cuando nuestros sentimientos tienden al enojo, la frustración, la impaciencia y el temor; todo lo cual también agota y antagoniza a otros. Simplemente estar conscientes de que las emociones negativas nos socavan puede ser un poderoso impulso para hacerles frente.
Sicólogos como Roy Baumeister han escrito desde hace tiempo sobre nuestra “tendencia a la negatividad”; la inclinación predeterminada a enfocarnos más en lo que está mal en nuestras vidas que en lo que está bien. Aunque estamos predispuestos a mantenernos vigilantes ante la amenaza, también es posible cultivar conscientemente las emociones positivas.
Tomarse el tiempo de apreciar la bonanza propia y expresar gratitud sirve a este fin. También pasar tiempo con las personas que nos interesan más profundamente, lo cual ayuda a explicar por qué tener un amigo cercano en el trabajo tiene un impacto poderoso y positivo en el involucramiento y el desempeño en el trabajo.
EL COMBUSTIBLE MENTAL
Es el que requerimos para tener un mejor desempeño es la atención, y más que nunca en un mundo de distracciones infinitas.
El control de nuestra atención – la capacidad para enfocarla donde queremos que esté – hace posible no sólo realizar bien el trabajo, sino también dar forma intencionalmente a nuestra experiencia. La atención, como cualquier otro musculo, se fortalece cuando la entrenamos; lo cual ayuda a explicar por qué prácticas como la concentración repentinamente están generando tanto interés en las organizaciones.
EL SENTIDO DE PROPÓSITO QUE APORTAMOS A NUESTRO TRABAJO
¿Hay alguna duda de que nos sentimos más positivos – y aportamos más pasión y atención a lo que hacemos – cuando creemos que lo que realizamos realmente importa? Paradójicamente, entre más invertimos en añadir valor a los otros, mejor nos sentimos con nosotros mismos.
Así como nosotros subestimamos en qué medida estas fuentes de combustible influyen en nuestro desempeño, también lo hacen las organizaciones para las cuales trabajamos. Pocas compañías o líderes que hemos conocido se enfocan sistemáticamente, e invierten, en cómo se sienten sus empleados, aun cuando hacerlo beneficiaría a su balance.
El Estudio Mundial de la Fuerza Laboral de 2012 realizado por la firma consultora Towers Watson midió la relación entre el involucramiento – la disposición de los empleados a invertir un esfuerzo ilimitado en el trabajo – y los resultados financieros. La clave para los empleados más altamente involucrados resultó ser su capacidad para mantener su energía y entusiasmo en el trabajo.
El factor de diferenciación entre las compañías con los empleados más altamente involucrados fue un ambiente que apoyaba el bienestar físico, emocional y social de la gente. Las compañías que hicieron esto menos bien tenían un margen operativo promedio de 10 por ciento. Las compañías que apoyaron mejor a sus empleados tenían un margen operativo promedio de 27 por ciento.
Es un desafío doble. Las organizaciones tienden a mejorar su desempeño al ayudar a sus empleados a sentirse mejor cada día. Nosotros nos desempeñamos mejor y de manera más sostenible cuando cuidamos mejor de nosotros mismos.
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