Tanto en el deporte como en cualquiera otra actividad productiva, los líderes no se definen por tener las mejores respuestas sino por su disposición de adoptar y lidiar verdades conflictivas y en ocasiones paradójicas.
Un buen gerente de campo (entrenador) o un destacado ejecutivo (directivo) reta continuamente a su materia prima (equipo de trabajo) a ir más allá de su zona de confort. Pero presionar de manera implacable llega a suscitar miedo y fatiga, los cuales socavan el desempeño. En ese caso, lo opuesto que equilibra es el apoyo y el cuidado para quienes son dirigidos. El dilema al que se enfrenta un líder moderno es cómo equilibrar virtudes y creencias aparentemente en conflicto sin tomar partido por ninguna de ellas. ⇒ SIGA EL DESARROLLO TEMÁTICO…⇓