La obsesión por el futuro en el entorno competitivo actual puede cegarnos ante una valiosa fuente de adaptación: el pasado. No reconocer el poder de repensar la historia es un riesgo. Adidas nos muestra cómo redescubrir fortalezas y afrontar el cambio con una perspectiva renovada.
Con tan solo 23 años y recién salido de la universidad, Kevin Plank, un espíritu rebelde con sueños de grandeza en la NFL, desafió el statu quo desde el sótano de su abuela. Impulsado por la visión de una camiseta que optimizara la velocidad y agilidad en el campo, Plank se embarcó en una misión audaz. Esta es la historia de cómo, desde una idea germinada en la intimidad de un hogar, nació Under Armour, una marca que revolucionaría la indumentaria deportiva.
¿Qué sucede cuando la marca es impactada de manera negativa en un entorno que el especialista en marketing no puede controlar? Esta guía de gestión orienta en cuatro pasos.
Mientras corporaciones como Nike, halaga a sus consumidores con ediciones limitadas de zapatos, las pequeñas y medianas gestionan la religión de marca como una estrategia de persuasión en sus pequeñas comunidades (nichos de mercado) para evangelizar un producto.
Celebridades o deportistas producto por la selectiva atención mediática de cada una de sus actuaciones en y fuera de los estadios, son una empresa ambulante centrada en una marca personal.
Un modelo de dirección gestado en un campo de juego guarda parentesco entre liderazgo y marca. Comunica lo que son de maneras que en general se parecen. Ambos visibilizan su construcción sobre la personalización de historias que recrean movimientos, inspiran a seguidores y ofrecen visiones del futuro.
Una de las habilidades de gerencia de Phil Jackson para jugar liderazgo y marca en su gestión como líder de campo de los Chicago Bulls, fue hacer que las estrellas de la franquicia se unieran en un propósito grupal.
Lance Armstrong, de marca deportista exitosa a su extinción, puso a los patrocinadores a medir con lupa el apoyo a cualquiera sector de la industria del deporte. Y a los consejeros de marketing a repensar el lenguaje de la protección.