Los líderes no se definen por tener las mejores respuestas sino por su disposición de adoptar y lidiar verdades conflictivas y en ocasiones paradójicas.
Las empresas suelen equivocarse al elegir a un negociador “perro de pelea” para que luche agresivamente por sus intereses, una estrategia que por lo general sólo profundiza las divisiones y prolonga los conflictos.
Un modelo de dirección gestado en un campo de juego guarda parentesco entre liderazgo y marca. Comunica lo que son de maneras que en general se parecen. Ambos visibilizan su construcción sobre la personalización de historias que recrean movimientos, inspiran a seguidores y ofrecen visiones del futuro.